L’EAU D’ISSEY CITY BLOSSOM
Elecciones olfativas asumidas
L’Eau d’Issey, nacida en 1992 a partir de una bella composición olfativa, conmocionó el universo de la perfumería con su estela revolucionaria, la pureza de sus notas y la evidente sencillez de su propuesta.
Reconocible entre todos y a contracorriente de los efectos de moda, este perfume ha conseguido alcanzar el rango de las fragancias icónicas, atemporales, puras y estéticas.
Lo que nos proponía Issey Miyake en 1992 no era más que una nueva visión de la feminidad. Una feminidad sin artificio, esencial y sorprendente, más allá de los modelos impuestos.
Ciudad y naturaleza, una efervescencia común
Hoy, el nuevo desafío lanzado por la marca es la incursión de la naturaleza en el corazón de la ciudad, para derribar una vez más todos los estereotipos: como la ciudad no es monótona ni monocroma, y logra sorprender a quienes cobija entre sus muros, Issey Miyake ha situado su nueva fragancia primaveral City Blossom bajo el signo de la eclosión.
La marca invita a Alberto Morillas y a la artista plástica urbana Mademoiselle Maurice para expresarse en torno a la nueva edición limitada para la primavera 2015.
Cuando el invierno se aleja y se acerca la primavera, la naturaleza renace, incluso en la ciudad.
Bajo los adoquines, las flores…
Primero tímidas, luego más audaces, las flores que acompañan esta metamorfosis, tan inexorable como el ritmo de las estaciones, ofrecen a los ciudadanos el esplendor de su perfume y sus colores tornasolados.
Unas flores perfectas, expuestas en el escaparate de las florerías más bellas, cubriendo las aceras con su follaje sofisticado, sirvieron de hilo conductor para esta nueva fragancia.
No se trata de un ramo de flores campestres, captado por la inspiración de un perfumista para transmitir a las mujeres urbanas la nostalgia del campo.
El enfoque es inverso: son las flores de la ciudad las que se abren en los muros y saturan el aire con sus efluvios, en sentido literal y figurado.
Esta vibración es la que permite transformar en un soplo divino y primaveral las flores figurativas se centró el perfumista Alberto Morillas: a modo de preludio alegre y chispeante, como el cambio de estación anunciado, la baya rosa, con notas de cítricos, sin olvidar una pizca de calone, un guiño a la mítica L’Eau d’Issey: los primeros estremecimientos de un brote, a punto de transformarse en flor. En el medio húmedo el frescor se acentúa, gracias a un corazón que vibra bajo las flores delicadamente melifluas del osmanto, una invitación al viaje, a la otra punta de la ciudad, lanzada por la freesia y la magnolia: reservada y discreta, la flor prefirió conservar su misterio abriéndose a medias solamente. Luego, este ramo imaginario toma forma y vigor con un fondo compuesto por cedro blanco natural de Virginia, dominado por las notas potentes del ámbrox y del almizcle blanco, y cobra textura, como si los pétalos de una flor finalmente entraran en contacto con la piel…La flor se despliega, plena y serenamente, con una mezcla sutil de gracia y audacia.
“Siento gran admiración por L’Eau d’Issey y si acepté el desafío de una reinterpretación efímera, lo hice con el mayor respeto por los valores que transmite desde su creación”. A. Morillas
Para subrayar toda la poesía y la belleza fugaz de esta nueva fragancia, y que la sutileza de esta alegoría primaveral pueda verse, además de olerse, Issey Miyake invitó a una joven artista plástica francesa, Mademoiselle Maurice, para que realizara una obra efímera impregnada de alegría y poesía. De su interpretación de la campaña publicitaria de L’Eau d’Issey, del frasco icónico y su estuche, nació la identidad visual de City Blossom, como una crisálida convertida en mariposa que se dispone a revolotear entre las luces y el tumulto de la ciudad…
Falsamente vulnerable. Realmente deseable. Totalmente inalcanzable.
http://www.mademoisellemaurice.com/en
